viernes, marzo 01, 2013

La palabra "puta"



La palabra "puta", en su origen, no tiene nada que ver con el que llaman eufemísticamente el oficio más antiguo del mundo, sino que es un hipercultismo latinizante, superelegante, la gran profusión de cuyo uso se debe no a su valor culto, sino a su cruce inevitable con su homónimo "puta".

Hay que empezar diciendo que esta es una palabra santa en latín, y que mucho antes de que se usase para denominar a las meretrices, que ya tenían nombre, se usó como adjetivo derivado del verbo putare, que pasó al español como podar (y en los cultismos computar, putativo, disputa, diputado reputación… con los significados de pensar, calcular, elegir, destinar, atribuir&hellipGuiño pero cuyo significado anterior aún, con vigencia plena en el latín clásico, era "limpiar".

Putus, puta, putum, significa por tanto, puro, limpio, y además, para reforzar ese significado, precedido casi siempre de purus, pura, purum, que también significa puro, con lo que viene a reforzar el limpísimo significado de putus, puta, putum.

Cicerón dice "meae putíssimae orationes" (que a palo seco traduciríamos "mis putísimos discursos" con la clara intención de decir "mis magníficos discursos" o algo por el estilo; en cualquier caso, algo altamente elogioso.

Cuando Plauto dice "purus putus sycofanta est", que podríamos traducir a ojo "es un putísimo (purus + putus = sup.) embustero", con rigor de diccionario debemos traducirlo "es un puro y auténtico embustero". 

Y cuando Gelio dice "pondus argenti puri puti", que a botepronto traduciríamos "puta plata", hemos de traducirlo, diccionario en mano, como "moneda de pura plata auténtica".

Era inevitable que los estudiantes medievales, que estudiaban en latín y usaban entre ellos esta lengua para entenderse los de distintas nacionalidades, se lo pasasen en grande con estos juegos de significados. Es exactamente el mismo juego que se hace en catalán con el "Me cago en deu", que significa " me cago en diez", pero se pretende que se entienda "Me cago en Déu", "me cago en Dios".

Y por ahí viene también la exclamación española ¡pardiez!, que pretende traducir la latina ¡per Deum!, pero que o por aquello de "no pronunciarás el nombre de Dios en vano" o por la voluntad explícita de blasfemar disimuladamente (propia de renegados, alias cerdos, entre tanto converso forzado), adoptó la forma de pardiez.

Por eso es razonable pensar que venga del santo adjetivo latino putus puta putum, y no del sustantivo "puta", el también adjetivo "puto, puta" (es relevante el hecho de que, igual que en latín, sea adjetivo); y es razonable pensar, además, que tanto y tan inocente puterío en nuestra lengua es fruto de la picaresca nuestros antiguos estudiantes latinoparlantes. Como dicen los italianos, se non é vero, é ben trobato, porque la línea argumental se sostiene en pie.

No hay comentarios.: