domingo, junio 19, 2011

El hombre que salvó al mundo



Vasili Alexándrovich Arkhipov (en ruso: Василий Александрович Архипов) (30 de enero 1926-1999) podría haber sido un oficial naval soviético más, con sus medallas en el pecho y sin mayor relevancia para la historia que cualquiera de los miles de marinos soviéticos de no ser porque, en un momento dado de su carrera, tuvo el destino del mundo en sus manos. Durante la Crisis de los Misiles de Cuba, impidió el lanzamiento de un torpedo nuclear que podría, casi con absoluta certeza, haber desencadenado una guerra nuclear.
Por extraño que parezca, o no tanto si se tiene en cuenta el secretismo con el que los soviéticos llevaban sus asuntos, su historia es hasta hoy desconocida para el público en general, aunque algunas voces autorizadas, como el director del Archivo de Seguridad Nacional norteamericano Thomas Blanton lo expresó en 2002, afirman que "un hombre llamado Vasili Arkhipov salvó al mundo."
Arkhipov carecía de la tradición naval de la que hacían gala muchos de sus compañeros. De hecho, nació tierra adentro, en el seno una familia de campesinos afincada en un pueblo cerca de Moscú. Se alistó en la marina y cursó sus estudios en la Escuela Superior Naval del Pacífico. Recién licenciado, pudo participa en los últimos coletazos de la Segunda Guerra Mundial en agosto de 1945, sirviendo a bordo de un dragaminas en el Pacífico. Terminada la contienda, se inscribió en la Escuela Naval Superior del Mar Caspio, donde se graduó en 1947 con su flamante título de oficial bajo el brazo. Fue destinado a los submarinos, el eje de la estrategia naval soviética durante la Guerra Fria, sirviendo en las flotas del Mar Negro, el Mar del Norte y el Báltico.
Algunas vidas parecen marcadas para participar en la historia de forma más activa que otros. En julio de 1961 Arkhipov fue nombrado comandante adjunto del submarino de clase Hotel K-19, una nave recién botada y equipada con todos los adelantos de la época que era el orgullo de la Armada Soviética. Lo que sucedió en su viaje inaugural, un tremendo accidente nuclear, se describe en la película estadounidense K-19: The Widowmaker.
El 4 de julio de 1961, el submarino se encontraba al sur de Groenlandia, cuando una explosión casi destruye el submarino. Fue el sacrificio de siete miembros de la tripulación, que resultaron muertos, el que impidió que el submarino se fuera a pique. Estos miembros de la tripulación lograron improvisar un circuito que permitió el enfriamiento del reactor. Sin embargo, los tripulantes del submarino habían estado a punto de amotinarse a causa del temor por sus vidas por el envenenamiento por radiación y sólo el talento diplomático de Arkhipov y su apoyo personal al capitán salvó al submarino del motín. Esto habría provocado que la mayoría de la gente no quisiera volver a ver el interior de un submarino en toda su vida. Pero este no fue el caso de Arkhipov. Al año siguiente se enfrentó a su auténtico momento de la verdad, uno en el que, de no haber mantenido la calma, sus acciones podrían haber conducido al fin de la civilización y el aniquilamiento de la humanidad.
El 27 de octubre de 1962, durante la Crisis de los Misiles, once destructores de la Armada de los Estados Unidos y el portaaviones USS Randolph cercaron a un nuclear submarino nuclear soviético clase Foxtrot B-59 cerca de Cuba, comenzando a lanzarle cargas de profundidad, destinadas a forzar al buque a salir a la superficie para su identificación. Al parecer, el capitán del submarino, Valentin Grigorievitch Savitsky, creyendo que la guerra ya había comenzado, se dispuso para lanzar una represalia en forma de torpedo con cabeza nuclear.
Según las ordenanzas, tres oficiales a bordo del submarino - Savitsky, el comisario político Ivan Semonovich Maslennikov, y el segundo al mando Arkhipov - estaban autorizados para lanzar el torpedo, si estaban de acuerdo por unanimidad a favor de hacerlo. Estalló una acalorada discusión entre los tres, en el que sólo Arkhipov estaba en contra de la puesta en marcha del ataque, aunque finalmente consiguió persuadir a Savitsky para que subiera a la superficie el submarino y esperara órdenes de Moscú.
La guerra nuclear que probablemente habría tenido lugar de producirse el ataque había sido evitada. Las acciones de Arkhipov sirviron, en parte, como la inspiración para la película estadounidense Crimson Tide.
Después de la crisis cubana, Arkhipov continuó en la Armada Soviética al mando de submarinos y escuadrones de submarinos. Fue ascendido a Contralmirante en 1975 y se convirtió en jefe de la Academia Naval de Kirov. Fue ascendido a Vicealmirante en 1981 y se retiró a mediados de 1980.
Posteriormente, se estableció en Zheleznodorozhny, Óblast de Moscú, donde murió en 1999. Fue precisamente después de su fallecimiento cuando salió a la luz la historia de como su serenidad y firmeza salvaron al mundo de un holocausto nuclear.

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