domingo, junio 26, 2011

Carta de un Kamikaze


Carta de un Kamikaze





Teruo Yamaguchi era un aviador naval japonés de 23 años, que formaba parte de la tripulación de un hidroavión de reconocimiento Mitsubishi F1M, destinado en el Grupo Aéreo Amakusa, en la prefectura de Kumamoto. En junio de 1945 su unidad fue asignada a la 12ª Flota Aérea para participar en uno de los ataques suicidas masivos (las llamadas misiones Kikusui) que se estaban lanzando contra la flota estadounidense anclada en Okinawa. El 21 de junio el avión de Yamaguchi tomó parte en el décimo y último de esos ataques. Ese mismo día, antes de despegar, el joven Teruo escribió una carta de despedida a su padre:



Teruo dijo:
Querido Padre:
A medida que se acerca la muerte, lo único que lamento es que nunca he sido capaz de hacer algo bueno por usted en mi vida. 

Fui seleccionado inesperadamente para ser un piloto de ataque especial y hoy saldré para Okinawa. Desde que recibí la orden de mi misión sin retorno se convirtió en mi sincero deseo lograr el éxito en el cumplimiento de este deber. Aun así, no puedo dejar de sentir un fuerte apego a esta tierra hermosa de Japón. ¿Es una debilidad por mi parte? Al saber que mi momento había llegado cerré los ojos y vi su rostro, el de la abuela, el de madre, y las caras de mis amigos más cercanos. Fue fortalecedor y alentador darme cuenta de que todos ustedes quieren que yo sea valiente. ¡Voy a hacer eso! ¡Lo haré! 

Mi vida en el servicio no ha estado llena de dulces recuerdos. Es una vida de renuncia y abnegación, ciertamente nada cómoda. Como única razón para desear la vida en el servicio, sólo puedo ver que me da la oportunidad de morir por mi país. Si esto parece amargo probablemente se deba a que había experimentado la dulzura de la vida antes de incorporarme al servicio. 

El otro día recibí la filosofía del teniente Otsubo sobre la vida y la muerte que tan amablemente me envió usted. Me parece que, si bien acierta en alguna verdad, está dedicado sobre todo a pensamientos superficiales sobre el servicio. Es inútil expresarlo ahora, pero en mis 23 años de vida he creado mi propia filosofía. 

Me deja un mal sabor de boca pensar en cómo algunos de nuestros astutos políticos están engañando a los inocentes ciudadanos. Pero yo estoy dispuesto a recibir órdenes de los altos mandos, e incluso de los políticos, porque creo en la política de Japón. 

El estilo de vida japonés es realmente hermoso, y estoy orgulloso de él, así como de la historia y la mitología japonesas, que reflejan la pureza de nuestros ancestros y sus antiguas creencias (si realmente esas creencias son verdaderas). Esta forma de vida es el producto de todas las mejores cosas que han llegado hasta nosotros de nuestros antepasados. Y la encarnación viva de todas las cosas maravillosas de nuestro pasado es la familia imperial que, también, es la cristalización del esplendor y la belleza de Japón y su gente. Es un honor para mí poder dar mi vida en defensa de esas cosas bellas y nobles. 

Okinawa es una parte de Japón, como la isla Goto. Una voz interior me sigue diciendo que tengo que golpear a los enemigos que violan nuestra patria. Mi tumba será el mar que rodea Okinawa, y veré a madre y a la abuela de nuevo. No me arrepiento ni tengo miedo a la muerte. Sólo rezo por la felicidad de usted y de todos mis compatriotas.
Mi mayor pesar es esta vida es el hecho de no haberle llamado Chichiue (“venerado padre”). Lamento no haberle dado ninguna muestra del respeto que siempre le he tenido. Durante mi ataque final, aunque usted no lo pueda escuchar, puede estar seguro de que voy a estarle diciendo "chichiue" y pensando en todo lo que ha hecho por mí.
No le he pedido que venga a verme a la base, porque sé que usted se siente cómodo en Amakusa. Es un buen lugar para vivir. Las montañas al norte de la base me recuerdan a Sugiyama y Magarisaka, en Goto, y muchas veces he pensado en los días en que Akira y yo íbamos de merienda a Matsuyama, cerca del polvorín. También recuerdo cuando viajé con usted al crematorio de Magarisaka, entonces todavía sin comprender con claridad que madre había muerto. 

Se lo dejo todo a usted. Por favor, cuide mucho de mis hermanas.
Un revés en su historia no significa la destrucción de una nación. Pido a Dios que tenga usted una larga vida. Estoy seguro de que surgirá un nuevo Japón. Nuestro pueblo no debe ser irreflexivo en su deseo de muerte.
Mis más preciados recuerdos.
Justo antes de la partida,
Teruo.







Fuentes:
Teruo Yamaguch
Carta

No hay comentarios.: