Las banderas sobre el monte Suribachi
Durante la Guerra se tomaron muchísimas fotografías asombrosas, sin embargo, ninguna de ellas alcanzó la fama de la fotografía de Joe Rosenthal de los Marines plantando la bandera de su país en la cima del monte Suribachi en Iwo Jima.
Cuando esta imagen se vió por primera vez en Estados Unidos, se convirtió en una sensación y en motivo de una serie de sellos de tres centavos que se vendió como ninguna otra en la historia. Se hizo una pintura que se utilizó para la séptima campaña de préstamos de guerra y recaudó la suma de 200 millones de dólares, apareció en 3 millones y medio de carteles y 175 mil postales.
La imagen ha aparecido en películas, ha sido representada en múltitud de actos, pero el mayor elogio que ha recibido ha sido la estatua de bronce de 100 toneladas que se encuentra en el extremo norte del Cementerio Nacional de Arlington como monumento al Cuerpo de Marines.
Por su sobresaliente composición y el hecho de fuese la segunda bandera que se alzó aquel día, siempre ha existido la polémica de si los soldados posaron para la fotografía, opinión que se ha expresado en numerosos artículos y libros durante años, para aclarar las dudas esta sería la verdadera historia de los hechos:
El 23 de Febrero de 1945, Joe subió a una lancha de desembarco y desembarcó cerca del monte Suribachi, se enteró que había partido un destacamento de 40 hombres del 28 regimiento, siguiendo a dos patrullas que habían alcanzado la cima a las 9:40 horas.
En el puesto de mando se encontraba Bob Campbell, un fotógrafo militar, y el sargento Genaust, un cámara que murió nueve días después en la Cota 362.
Rosenthal, Genaust y Campbell empezaron el difícil ascenso, deteniéndose de vez en cuando, mientras los marines acababan con los soldados enemigos ocultos en las grutas.
A medio camino, se encontraron con cuatro marines que descendían del monte. Uno de ellos era Lou Lowery, fotógrafo de la revista de los Marines, quien les dijo que habían plantado una bandera en la cima y que había fotografiado el momento.
Joe pensó en regresar, pero decidió continuar y hacer la foto de todas maneras. Cuando llegaron a la cima del volcán, Joe vió la bandera y a un grupo de hombres que arrastraban una larga cañería de hierro y que sostenían otra bandera cuidadosamente doblada. ¿Qué hacéis?, les preguntó “Vamos a colocar esta bandera más grande y a guardar la otra de recuerdo”, contestaron.
Esta segunda bandera procedía de un buque de desembarco fondeado en la base del Suribachi. Rosenthal jugueteó con la idea de tomar la instantánea del momento en que se arriara la primera bandera y se alzara la segunda, pero dejó esta toma a Campbell mientras él se concentraba en tomar una fotografía del momento en que se alzara la segunda.
Retrocedió unos pasos, pero el terreno inclinado le estorbaba el plano y tuvo que improvisar una plataforma con sacos terreros y piedras. Genaust estaba junto a él. Los hombres empezaron a levantar el mástil con la bandera y gritó: “Ahí va”, mientra inmortalizaba el momento. Antes de regresar al puesto de mando del 28 Regimiento, Rosenthal fotografió también a un grupo de marines bajo la bandera, que saludaban con la mano y proferían vítores.
Cuando la fotografía llegó por correo a Estados Unidos produjo una conmoción inmediata. Irónicamente Joe no supo nada durante nueve días, hasta que un grupo de corresponsales le felicitaron efusivamente. “Es una gran fotografía” le dijeron. “¿La montaste?”. “Por supuesto” dijo, -pensando que se referían a la imagen con los marines saludando-, pero entonces alguien le enseñó la instantánea : “¿Posaron en esta?”. “Caramba” -contestó Joe-. Es muy buena, sí. Pero no estaba preparada.
Aquí vemos una cámara como la utilizada para sacar la famosa fotografía, modelo Speed Graphic fabricada entre 1940 y 1946, nótese que el objetivo no tiene ningún tipo de revestimiento antirreflejos (Solo la marca alemana Zeiss lo conocía)
Así fue como surgieron los primeros malos entendidos sobre el origen de la imagen. Alguien que le oyó decir que había preparado una fotografía escribió que era falsa y que Rosenthal la había preparado.
Aquella imagen cambió la vida de Rosenthal, se convirtió en una celebridad, le aumentaron el sueldo, obtuvo el premio Pulitzer y conoció al presidente Truman.
El mito del montaje puede desmontase fácilmente observando la grabación de cinco segundos que Genaust filmó al mismo tiempo, y que muestra un fotograma idéntico al de la fotografía de Rosenthal.
.Rosenthal dijo:
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