Mientras los gobiernos discuten en foros internacionales sobre cómo solucionar el problema, y pocas veces ponen en marcha soluciones efectivas, un joven de Sudáfrica ha encontrado una manera de ducharnos sin apenas utilizar agua. Ludwick Marishane ha llamado a su invento DryBath —que en español se traduciría como "baño seco"—, y gracias a él ganó el premio al Estudiante Empresario del Año en 2011. En rigor Marishane debe la idea a un amigo exasperado por la cita cotidiana con la ducha. "¿Por qué alguien no inventa algo que podamos poner sobre la piel y nos evite el baño?", exclamó el muchacho un frío día del invierno austral. El ahora estudiante de cuarto año de Comercio comprendió que aquella incomodidad de su camarada podría cambiar el destino de muchas personas en su país y en otras regiones, donde la escasez de agua es la mejor aliada de la muerte.
Marishane investigó sin descanso durante seis meses hasta crear la fórmula del primer gel de baño que apenas necesita agua para su aplicación, elimina los gérmenes patógenos e hidrata la piel. Su invención puede beneficiar lo mismo a comunidades de países en desarrollo afectadas por la escasez del vital líquido, que a personas con mayores recursos en busca de alternativas para su higiene diaria.
DryBath saltó rápidamente de la mesa de trabajo a la realidad de una empresa que ha comercializado ya más de 162.000 bolsitas del producto. Headboy Industries Inc. vende el gel a empresas que pagan 1,50 dórales por cada unidad, lo cual permite financiar la distribución en comunidades vulnerables por solo 50 centavos.
El empresario sudafricano, incluido por Google en el grupo de las 12 inteligencias jóvenes más brillantes del mundo, aspira a que DryBath sea adquirido por ejércitos, hoteles, líneas aéreas y otros servicios de la industria turística. La expansión de esos negocios provocará el descenso del precio en el mercado al detalle y, por tanto, ampliará el acceso de las personas con bajos recursos.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), alrededor de 1.200 millones de personas viven en áreas de escasez física de agua. Otros 1.600 millones podrían acceder al líquido fundamental, pero sus países carecen de la infraestructura necesaria para su distribución desde los ríos y acuíferos. El organismo multinacional considera que un ser humano debe disponer de 1,7 millones de litros de agua anuales como mínimo para no sufrir estrés hídrico.
Las diferencias entre regiones son enormes: mientras un estadounidense promedio consume más de 2,8 millones de litros al año, un chino o un indio deben conformase con mucho menos de la mitad de esa cifra. Estos tres países son los mayores consumidores de agua en el mundo.
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